jueves, 9 de septiembre de 2010

DIVERSIDAD SOCIAL Y EDUCACIÓN UNIFICADA

La sociedad actual presenta diferencias de clases, cultura y pensamientos. Esta divergencia se ve trasladada en las aulas dando lugar a una diversidad a la que el sistema educativo ha de hacer frente en una educación unificada y común. Se exige a las instituciones educativas que mantengan una lucha contra las desigualdades, siendo capaces de responder a la integración de minorías por razón de sexo, raza, religión y diversidad lingüística.

La función integradora que ha de cumplir el sistema se ve arropada por la implantación de una educación obligatoria y pública, encargada de impregnar la socialización secundaria a los alumnos (la socialización primaria seria aquella que queda bajo el ámbito familiar). La educación obligatoria (establecida en España hasta los 16 años) se convierte en un instrumento difusor de cultura capaz de concordar con la pluralidad social, debiendo incluir unos contenidos suficientemente densos y eficaces para transmitir la realidad cultural y capaces de afrontar positivamente la realidad social. El sistema de educativo ha de conseguir que el sujeto “aprenda a aprender”.

Ahora bien ¿Qué ramas han de guiar esos contenidos? ¿Hasta que punto han de extenderse? La selección de los contenidos, además de ser teóricamente atractivos para los sujetos, han de basarse y aprovechar la variedad y riqueza que envuelve la realidad educativa. De esta manera, diversidades evidentes como el lenguaje y la religión han de convivir con el aprendizaje; las instituciones no solo han de procurar impartir los idiomas oficiales, sino procurar que todos lo conozcan.

Englobar y unificar una realidad educativa con la realidad social no resulta fácil en el presente, siendo un objetivo que ha de cumplirse a largo plazo, y en el que adquieren un papel de vital importancia los educadores, quienes han de utilizar la discriminación positiva en su justa medida. En definitiva, el sistema educativo debe tratar de crear una realidad única dentro de las aulas, una realidad que englobe y sepa tratar las diferencias de sexo, raza, religión y cultura.

EDUCACIÓN Y HOMOFOBIA

Vivimos en una sociedad cada vez más tolerante con respecto a la libertad sexual, pero ello no implica que no exista homofobia o problemas planteados con el rechazo a la homosexualidad. Muchos de estos conflictos se reflejan directamente en las aulas, como dato, una encuesta a adolescentes de entre 14 y 18 años en cinco centros de secundaria de Valencia, Mislata, Quart de Poblet y Tavernes Blanques, destaca que dos de cada tres adolescentes (el 62,9%) creen que los homosexuales están discriminados en los centros escolares, si hablamos de la sociedad el porcentaje se eleva al 85,9%.

¿Qué hacer?

Es importante que la docencia esté preparada para afrontar problemas de discriminación por homofobia, que tengan formación afectivo-sexual para tratar estas situaciones en forma de cursos, existen casos de docentes los que demandan esta clase de cursos. También es importante que el centro disponga de asesoramiento para la resolución de conflictos de esta clase, tanto enfocados al alumno como al docente. Buscar apoyo en asociaciones es un buen comienzo, puesto que las mismas dispondrán de personal cualificado para impartir los cursos y asesorar.

Pero estas medidas no sólo se deben aplicar a los afectados, mediante charlas, tutorías y debates, se pueden tratar estos temas directamente con los alumnos y profesores, puesto que por sí mismo el problema es de integración, y tratarlo como casos aislados, se podría tomar como otra forma de discriminación.

Es cierto que cada vez existe mayor aceptación en los jóvenes de la homosexualidad, pero no por ello van a desaparecer los problemas, hay que insistir en la divulgación de información y sensibilización del alumnado y la docencia, es importante buscar empatía y comprensión.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

AULAS VACÍAS

El absentismo escolar nace una vez finalizada la 2ª Guerra Mundial, cuando se instaura una ley de educación obligatoria, donde se hace responsable de la asistencia al centro a los padres o tutores legales del niño.

Hoy en día, el absentismo en las aulas es una realidad creciente y primer indicio del fracaso escolar. España lidera las listas europeas de fracaso escolar: nuestros alumnos faltan más a clase y son más escurridizos. A pesar de que el estado toma medida contra los padres que no llevan a sus hijos al colegio con regularidad, llegando incluso a quitarles la patria potestad, el nivel de absentismo es alarmante.

Según el informe PISA de hace unos años, en el que se realizó un estudio en 14 países desarrollados, en nuestro país el nivel de absentismo supera el 30%, cifra que “obliga” a la reflexión. Mientras que en otros países 1 de cada 5 alumnos no asiste, en España 1 de cada 3 no entran a clase.

Uno de los principales motivos del absentismo es la falta de un plan de estudio adecuado, bien por parte de la docencia, bien por una preocupante falta de insistencia de los padres porque sus hijos se hagan a un hábito de estudio progresivo y que les permita superar las dificultades de cada año académico.

Otros factores que propician el absentismo y por ende el fracaso escolar son la iniciación, cada vez más temprana, a las drogas como el tabaco, porros y alcohol, sumado a el auge de las redes sociales y juegos en línea, que crea adicción y la ausencia total del mundo que les rodea, como ha ocurrido en otros casos de menores adictos a usar los teléfonos móviles.

Debemos tomar cartas en el asunto, focalizando nuestra atención hacia las causas de esta realidad. ¿Falta de motivación?, ¿Incompatibilidad con otros aspectos de la vida?, ¿Ansiedad vinculada a la presencia en el aula? Analizar la situación para actuar, con la mayor rapidez, en el origen del conflicto, es una tarea ineludible del profesorado para la que debe contar con el máximo apoyo de los padres. Debemos actuar unidos para un mejor resultado.

HACIA LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Actualmente, vivimos en la así llamada “era de la información”, la sociedad cada vez da más uso e importancia a las nuevas tecnologías hasta el punto de poder llegar a marcar el grado de evolución de un país, estando presente en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana, son una herramienta que se hace indispensable en algunos casos. Y ya no sólo es la adaptación de la tecnología a la sociedad actual, si no la misma sociedad la que en cierto modo se adapta al uso de las mismas. La expansión del uso de internet es un buen ejemplo de ello, sin ir más lejos, en España el uso de internet ha crecido un 440% desde el año 2000 estando en el decimocuarto puesto del número de usuarios de internet, el uso de redes sociales, mensajería instantánea, etc. han llevado a la sociedad a una comunicación más global, y cambiar sus hábitos del día a día.

Así como la sociedad de algún modo se adapta a estas tecnologías, la educación también puede adaptarse y hacer uso de las mismas en beneficio de estudiantes y educandos, pero hay que preguntarse qué aplicar y como aplicarlo. En España en los últimos años, se ha tendido a la inclusión del mayor número de ordenadores por estudiante posibles, una medida cuya práctica no se ha demostrado ser positiva ni negativa, se carece de estudios que sustenten la teoría de la mejora en calidad educativa con esta medida (al menos en España, del informe PISA de 2006 se pueden sacar datos que no terminan de ser concluyentes sobre el impacto positivo del número de ordenadores por número de alumnos), quizá se deba al desconocimiento sobre la fórmula para aprovechar los mismos. Sin duda en ésta fórmula son muy significativos factores como la formación del docente, su predisposición al aprendizaje del uso de las nuevas tecnologías, así como de la necesaria formación continúa que implican las mismas. Pero, ¿es un factor relevante el contexto del propio centro educativo en este aspecto? Hay que preguntarse, ¿A quién van dirigidos estos recursos? Cuando se trata de implantar nuevas tecnologías en un centro, hay que tener muy en cuenta esta cuestión, pero con un enfoque contextual, pues cada centro tiene un contexto diferente. Por eso, es realmente importante el adaptar las medidas de implantación para cada centro, para el aprovechamiento de los recursos de la forma más práctica posible, porque se trata de ayudar a la educación, no poner mayores trabas a la misma. Así pues, lo más importante no es decidir dotar o no de ordenadores a los alumnos, si no que el centro educativo vea el recurso que más se adapte a sus necesidades y a las necesidades de los alumnos y docencia. Existen muchos recursos tecnológicos muy variados y lo importante es que terminen siendo prácticos, y sin comprender el contexto es imposible.



El uso de las nuevas tecnologías en las aulas es desigual, varía según las autonomías